Me motiva la diversidad y el impacto que genera trabajar en el sector cafetero. Esta industria conecta a mundos tan diferentes. Una simple conversación puede abarcar desde estadísticas, comercio y logística hasta tradición, sabor y cultura. Para los productores, el café representa su medio de subsistencia, mientras que para los consumidores puede que no sea esencial para la supervivencia, pero para muchos representa algo indispensable, algo que les da energía, que les reconforta y da alegría a la vida cotidiana. Ser parte de esta cadena de valor me da un profundo sentido de propósito. Estoy agradecida de que mi trabajo no sea solo una profesión, sino algo que verdaderamente disfruto hacer día a día. Para mí, el tema nunca fue ser “mejor,” sino ser valorada igualmente y tener las mismas oportunidades, el mismo derecho a estar aquí, a aprender y a contribuir. Mi mensaje para otras mujeres es: sigan siendo resilientes, mantengan su pasión y concéntrense en la colaboración. El verdadero progreso consiste en que hombres y mujeres trabajen juntos y respeten mutuamente sus contribuciones.